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Por Hunter Oatman-Stanford — 5 de abril de 2013

Diablitos en los detalles: La curiosa historia de la cerámica más peculiar de México

 

 

 

En el estado rural mexicano de Michoacán, diablos, sirenas, santos, dioses del sol y borrachos se mezclan y se divierten. Cada uno de estos personajes, y muchos más, habitan el extraño universo representado en esculturas realizadas en el pequeño pueblo de Ocumicho.

 

 

Estos extraños cuadros de cerámica presentan escenas híbridas de la vida cotidiana, alegorías religiosas y folclore nativo, todo surgido de la mente de un joven singular llamado Marcelino Vicente. Parecidas a los paisajes de pesadilla de El Bosco del siglo XVI, pero con un toque de arte popular católico, estas fantasías cerámicas no se encuentran en ningún otro lugar. Sin embargo, durante la década de 1960, el estilo de vida excéntrico de Vicente se percibía como una amenaza para la jerarquía social del pueblo, lo que finalmente lo destruyó por ser diferente.

Don Lewis, artista y coleccionista de arte popular mexicano, comenta que la singularidad de la cerámica ocumicho le llamó la atención por primera vez en una tienda de antigüedades de Santa Fe hace casi 20 años. "Su vida, sus colores, su extravagancia", dice Lewis. Sin darse cuenta, Lewis ya estaba comprando piezas ocumicho para decorar su casa.

El primero que compré era muy sencillo, nada raro. Eran solo dos personas —una mujer y un hombre— en un campo de agave, recogiendo agave para hacer tequila. El segundo era como un hombre en la luna, pero con una cara de sol y dientes muy afilados. Luego apareció otro, y empecé a fijarme en los diablos. Estas figuras de diablos en miniatura, o diablitos, son un elemento particularmente llamativo de las esculturas de Ocumicho.

Libres #205 Col. Centro

CP68000 Oaxaca, México

Teléfono: +52 9515144095

Fotos: HS Fotografía, Kari & Tae, Alba Azaola.

Diseño de imagen: AJ Atelier

Derechos reservados El Diablo y la Sandía SR. 2015

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